El pasado fin de
semana tuvimos la Asamblea General de la empresa (es una cooperativa de la
corporación MONDRAGON). En coincidencia con la celebración del 50 aniversario
de la empresa, se mostró un vídeo donde varios socios compartían sus opiniones
acerca de qué significa pertenecer a una cooperativa, participación,
implicación, valores, etc.
Lo cierto es que
todas las cosas que estas personas dijeron son 100% coherentes con los
principios y valores cooperativos. Pero también me quedé con la sensación de
que eran unos tópicos. Porque no dijeron nada, absolutamente nada, diferente de
lo que ya no supiéramos siendo un socio de una cooperativa.
No es que
estuviera en desacuerdo en todo lo que han dicho (faltaría más). Pero… ¿no
hemos cambiado nada de nada estos 50 años? ¿No debemos de cambiar? ¿Realmente
entendemos lo mismo todos? ….
De ahí, que me he
atrevido a escribir este post, … que podría afectar a mi marca personal J . Pero no puedo reprimirme de compartirlo. Allá vamos.
¿Cuál es el
sentido de la Participación – Implicación para una Cooperativa?
En el vídeo uno
dice algo así como que “si la empresa te llama a las tantas de la noche
diciendo que te necesita… pues, tienes que ir. Eso es implicarse”.
Quizá para una
S.A. sí. Pero para una cooperativa, eso no creo que sea así o al menos lo es
con matices. Una persona con sentimiento de responsabilidad… haría su trabajo
de forma excelente cumpliendo con las expectativas que la organización espera
de ella. Esa persona Participa…. pero no
necesariamente está Implicada. Para una empresa cooperativa, estar Implicado
debería de significar algo más poderoso. Significa que es consciente de que se
forma parte de un proyecto Socio-Empresarial, no solo de una parte de ella o de
una circunstancia ocasional, sino de la totalidad del mismo.
Nuestra
aportación económica es como Participar. No justificaría necesariamente que
estamos Implicados. Lo mismo con lo mencionado anteriormente. Ser un “buen
trabajador”… no necesariamente es sinónimo de un trabajador Implicado, al menos
en una cooperativa.
Un trabajador
responsable da lo mejor de uno. Acudir a las tantas de la noche a resolver un
problema grave que lo requiere no es estar necesariamente implicado, sino
entender la necesidad, ser responsable y de ser una buena persona. Pero un
trabajador implicado “en una cooperativa” además de dar lo mejor de uno mismo,
intenta desarrollarse aún más para seguir dando cada vez lo mejor de uno mismo.
Uno “mima” a uno mismo para maximizar su potencial y así dar lo mejor que uno
podría alcanzar al servicio de la organización.
Es como la
historia de la Gallina y el Cerdo. La gallina pone huevos pero el cerdo pone
“SU” tocino. El primero participa pero el segundo está implicado. Los dos
podrían formar parte activa en mejorar “su producto”. Solo que en el caso del
Cerdo, el tiempo es lo que hace que alcance su máxima calidad de su producto. Eso
es, el objetivo de la gallina es reproducir un estándar (el huevo), mientras
que la calidad del tocino (y del jamón) depende del cómo es cuidado durante
toda una vida – la del cerdo - (Lo cierto es que
esta metáfora me da un poco de pena, pero no he encontrado una mejor).
Eso sí, es cierto que en uno de los valores se habla de la innovación como una renovación permanente en todos los ámbitos, pero eso no se suele quedar en el olvido cuando se realiza una entrevista a un socio (ya sabes... todos van al tema de participación e implicación).
¿Bien social por
encima de bien individual?
Uf… esto sí que
es innegable en una cooperativa. ¿O no?
Somos un
conjunto de unos. Somos diferentes. Y la clave está en crear un conjunto con
esa diversidad.
Si siempre
pensamos en “bien social”… terminamos en la cultura de café para todos, que es muy
dañina tal como ya comentamos en (antiguo pott - "La CULTURA de NO SER DIFERENTE").
Además, si no
dejamos un espacio para el bien individual… ¿no estaríamos inhabilitando como
persona a cada trabajador? ¿Qué empresa innovadora podremos ser con esa
mentalidad de no diferenciarse? Ojo, no
digo de “a mi bola” sino de “la libertad de pensar diferente” y de que cada uno
“puede tener necesidades diferentes”. Pienso que una organización inteligente,
da igual que sea o no una cooperativa, debería
de ser lo suficientemente flexible – humanizada – para acoger
(¿proteger?) dicha diversidad.
Por supuesto, no
voy en contra de la unión. Conseguir “hacer piña” para alcanzar objetivos sigue
siendo tremendamente poderoso. Sin embargo, no deberíamos olvidar la
importancia de la individualidad como fuente de diversidad, que enriquece y
hace “crecer verticalmente” (pensemos en clave de “Spiral innovation process”).
Personalmente
opino que esta es la clave para innovar el cooperativismo del siglo XXI. Encontrar
ese equilibrio es complejísimo y es todo un reto, pero creo que la organización
cooperativa que logre alcanzar dicho equilibro… será realmente poderosa e
invencible en esta nueva era tan acelerada, cambiante y diversa. Por lo que estoy
segura de que merece la pena intentarlo y en eso estamos J .