lunes, 13 de mayo de 2013

Repensando sobre algunos valores y culturas de Cooperativismo Mondragon

El pasado fin de semana tuvimos la Asamblea General de la empresa (es una cooperativa de la corporación MONDRAGON). En coincidencia con la celebración del 50 aniversario de la empresa, se mostró un vídeo donde varios socios compartían sus opiniones acerca de qué significa pertenecer a una cooperativa, participación, implicación, valores, etc.

Lo cierto es que todas las cosas que estas personas dijeron son 100% coherentes con los principios y valores cooperativos. Pero también me quedé con la sensación de que eran unos tópicos. Porque no dijeron nada, absolutamente nada, diferente de lo que ya no supiéramos siendo un socio de una cooperativa.

No es que estuviera en desacuerdo en todo lo que han dicho (faltaría más). Pero… ¿no hemos cambiado nada de nada estos 50 años? ¿No debemos de cambiar? ¿Realmente entendemos lo mismo todos? ….

De ahí, que me he atrevido a escribir este post, … que podría afectar a mi marca personal J . Pero no puedo reprimirme de compartirlo. Allá vamos.

¿Cuál es el sentido de la Participación – Implicación para una Cooperativa?

En el vídeo uno dice algo así como que “si la empresa te llama a las tantas de la noche diciendo que te necesita… pues, tienes que ir. Eso es implicarse”.

Quizá para una S.A. sí. Pero para una cooperativa, eso no creo que sea así o al menos lo es con matices. Una persona con sentimiento de responsabilidad… haría su trabajo de forma excelente cumpliendo con las expectativas que la organización espera de ella. Esa persona Participa….  pero no necesariamente está Implicada. Para una empresa cooperativa, estar Implicado debería de significar algo más poderoso. Significa que es consciente de que se forma parte de un proyecto Socio-Empresarial, no solo de una parte de ella o de una circunstancia ocasional, sino de la totalidad del mismo.

Nuestra aportación económica es como Participar. No justificaría necesariamente que estamos Implicados. Lo mismo con lo mencionado anteriormente. Ser un “buen trabajador”… no necesariamente es sinónimo de un trabajador Implicado, al menos en una cooperativa.

Un trabajador responsable da lo mejor de uno. Acudir a las tantas de la noche a resolver un problema grave que lo requiere no es estar necesariamente implicado, sino entender la necesidad, ser responsable y de ser una buena persona. Pero un trabajador implicado “en una cooperativa” además de dar lo mejor de uno mismo, intenta desarrollarse aún más para seguir dando cada vez lo mejor de uno mismo. Uno “mima” a uno mismo para maximizar su potencial y así dar lo mejor que uno podría alcanzar al servicio de la organización.

Es como la historia de la Gallina y el Cerdo. La gallina pone huevos pero el cerdo pone “SU” tocino. El primero participa pero el segundo está implicado. Los dos podrían formar parte activa en mejorar “su producto”. Solo que en el caso del Cerdo, el tiempo es lo que hace que alcance su máxima calidad de su producto. Eso es, el objetivo de la gallina es reproducir un estándar (el huevo), mientras que la calidad del tocino (y del jamón) depende del cómo es cuidado durante toda una vida – la del cerdo -  (Lo cierto es que esta metáfora me da un poco de pena, pero no he encontrado una mejor).
 
Eso sí, es cierto que en uno de los valores se habla de la innovación como una renovación permanente en todos los ámbitos, pero eso no se suele quedar en el olvido cuando se realiza una entrevista a un socio (ya sabes... todos van al tema de participación e implicación).

¿Bien social por encima de bien individual?

Uf… esto sí que es innegable en una cooperativa. ¿O no?

Somos un conjunto de unos. Somos diferentes. Y la clave está en crear un conjunto con esa diversidad.
Si siempre pensamos en “bien social”… terminamos en la cultura de café para todos, que es muy dañina tal como ya comentamos en  (antiguo pott - "La CULTURA de NO SER DIFERENTE").  

Además, si no dejamos un espacio para el bien individual… ¿no estaríamos inhabilitando como persona a cada trabajador? ¿Qué empresa innovadora podremos ser con esa mentalidad de no diferenciarse?  Ojo, no digo de “a mi bola” sino de “la libertad de pensar diferente” y de que cada uno “puede tener necesidades diferentes”. Pienso que una organización inteligente, da igual que sea o no una cooperativa, debería  de ser lo suficientemente flexible – humanizada – para acoger (¿proteger?)  dicha diversidad.  

Por supuesto, no voy en contra de la unión. Conseguir “hacer piña” para alcanzar objetivos sigue siendo tremendamente poderoso. Sin embargo, no deberíamos olvidar la importancia de la individualidad como fuente de diversidad, que enriquece y hace “crecer verticalmente” (pensemos en clave de “Spiral innovation process”).  

Personalmente opino que esta es la clave para innovar el cooperativismo del siglo XXI. Encontrar ese equilibrio es complejísimo y es todo un reto, pero creo que la organización cooperativa que logre alcanzar dicho equilibro… será realmente poderosa e invencible en esta nueva era tan acelerada, cambiante y diversa. Por lo que estoy segura de que merece la pena intentarlo y en eso estamos J .

3 comentarios:

  1. Bufff, cuántas cosas y qué complicadas, con cuántas formas de entenderlo. Podríamos escribir libros de esto. A mí se me revuelven muchas cosas cuando veo cómo cambia el mundo y cómo parece que es obligatorio repensar el cooperativismo.
    No sé, supongo que hay que estar en el día a día y ampliar, al mismo tiempo, el foco. Nada fácil, pero es bueno que nos cuestionemos estas cosas de la participación, la implicación, el compromiso y todo lo que es habitual que se quiera de una cooperativa.
    Veo dilemas y paradojas.
    Seguimos conversando. Gracias por la reflexión.

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  2. Egun on,
    Hoy mismo ha salido en los medios de comunicación, lo que dentro de las cooperativas sabíamos hace tiempo, la aprobación del fondo de viabilidad, rescate, o como se quiera llamar, de Fagor. Pero en el fondo es la aplicación de uno de los valores del modelo, el de la solidaridad, que se materializa en la cooperación entre cooperativas.
    Y es que lo que tiene que hacer diferentes a las cooperativas, no es su estatus jurídico, sino precisamente la aplicación dentro del modelo de gestión de esos valores.
    Por definición que diría aquel, estoy en contra de los alienamientos, pero coincido que la implicación es condición necesaria pero no suficiente.
    A mí no me gustaría que me impusiesen cuales tienen que ser mis valores, pero desde luego me gustaría que estos estuviesen alineados con los de la cultura de la empresa en la que trabajo.
    Creo tener la suerte de que mis valores coinciden con los del cooperativismo, y aunque en la aplicación de los principios del cooperativismo hay luces y sombras, hay que seguir trabajando en la evolución del mismo.
    Y este tipo de reflexiones, afecten o no a la marca personal.. :) soy muy enriquecedoras y nos ayudan a mejorar (quizá no sea necesario reinventar…) el modelo.
    Mila esker por generar el debate!

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  3. Muchísimas gracias Julen y José Luis por dejar vuestro comentarios reflexivos.

    Menos mal que hay mucha gente (pero mucha) pensando en esto. Lo que sí, no veo "la acción" que conduzca con firmeza hacia el cooperativismo de este siglo.

    Esto de ser grandes y muchos mentes diferentes (y por supuesto... la existentes de normas internas)nos hace lentísimo incidir en RECORDAR ALGUNAS ESENCIAS (sí, José Luis, no necesariamente es cuestión de reinventarse), que bien están ocultas o malinterpretadas por otras.

    Quizá, conversar así (en red) sea el modo :-)
    Muchas gracias y saludos.



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